Pasó el tiempo,
y mis sueños
zurcidos
de silencios
se petrificaron,
cuales estatuas
orantes, cubiertas
de musgo aterciopelado.
Pasó el tiempo,
y mis palabras
se mineralizaron,
huellas fósiles,
cristales hexagonales,
depósitos de fosforita,
cautivados
en cenizas volcánicas.
Pasó el tiempo,
y mis emociones
se cristalizaron,
escarcha de plata,
gotas de agua gélida
en láminas encriptadas,
vestigios de vivencias
lejanas.
Pasó el tiempo,
y mis recuerdos
se recluyeron
en torre babélica,
sólido anclaje
en la roca caliza,
muralla en las dunas,
fortaleza inconquistable.
Pasó el tiempo,
y en medio
de este gran mar vacío,
océano evaporado,
sólo mis besos eternos
permanecieron flotando
en el oleaje
de tus labios.
Esther Coïa
26 de junio de 2021
Publicado en: Los socios escriben