Yo he tenido una vida muy afortunada, no solo por lo que he vivido sino también por las personas que he tenido ocasión de conocer. En estas cosas que aquí os escribo ya conté cómo tuve ocasión de conocer en 2009 a Rita Levi-Montalcini con motivo de ser nombrada doctora honoris causa por la Universidad Complutense.
Hoy vuelvo a ese mismo acto académico para contaros que en esa misma ocasión mi querido amigo Dr. MS (profesor de investigación en biología molecular en dicha universidad) también me presentó a la Dra. Margarita Salas, a quien apenas traté entonces.
Mi amigo le habló de mí y de mi situación algún tiempo después y, (previo hablar conmigo) le dio a leer mi libro ‘Yo soy otro. Crónicas desde la penumbra’, y a partir de ahí nació mi contacto epistolar con ella.
Me comentó (escribió) que para ella también sería una muerte en vida dejar de poder leer como me había pasado a mí. A partir de ahí, y siempre por correo electrónico, hablamos de lo divino y lo humano.
Me contó cómo ella había sufrido dos discriminaciones en vida: una por mujer, y otra por extranjera en su mundo. Y cómo su lucha (y con la ayuda de Severo Ochoa) consiguió superarlas ambas, para al final (me escribió hace no mucho) haber caído en una nueva discriminación por mayor.
Le hablé (escribí) de mi Club de Mujeres Ilustres, le hizo gracia y me conminó a darle publicidad. No estoy en condiciones de ello. Pero sí quiero hoy nombrarla mujer ilustre y luchadora de mi club. Y decana del capítulo español.
Desde donde esté seguro que se alegrará de este pequeño reconocimiento a tan grande mujer y dibujará una sonrisa. Con ello le envío un fuerte abrazo, y confío que ponga a trabajar (en asuntos tan importantes como los que ella hizo) a todas las mujeres que allí estén con ella por el futuro del mundo. A ver si lo arreglan ellas.
Hasta pronto, hasta siempre Margarita.
Y a vosotros, queridos amigos de mis pequeñas, como siempre un cálido abrazo en este frío mes de enero.
Paco
10 de enero de 2020
Publicado en: Los socios escriben
Etiquetas: los socios escriben, mis pequeñas cosas
